El estudio marca que el 57 por ciento tiene hasta tres obligaciones financieras y que las tarjetas de crédito se utilizan en su mayoría para comprar alimentos.
Según un informe realizado por el Centro de Almaceneros y Comerciantes Minoristas de la Provincia de Córdoba, el 93 por ciento de los hogares argentinos tiene deudas. A partir de 4200 encuestas realizadas en todo el país, el trabajo da cuenta que, aunque más del 25 por ciento de las familias se endeudan a través de la tarjeta de crédito, también intervienen otros actores como los bancos, las prepagas, los préstamos informales y hasta el fiado. Un dato que preocupa es que el 54 por ciento de las deudas tomadas con crédito corresponden a la compra de alimentos, seguido de lejos (casi 40 puntos por detrás) por la carga de combustible. En ese sentido, el estudio advierte que casi el 60 por ciento de las personas tiene entre dos y tres obligaciones financieras. Ante un contexto que marca inflación alta, salarios bajos y aumento de la pobreza, la deuda deja de ser una opción para convertirse en una necesidad.
“En el contexto que nos encontramos con caída fuerte de los ingresos, diferentes tipos de endeudamiento se transforman en prácticas habituales en Argentina. Dentro de la categoría de deuda entran muchas situaciones heterogéneas, desde tener una deuda con la tarjeta de crédito hasta solicitar préstamos a familiares o amigos, pedir fiado, dejar de pagar o atrasar el pago en el club y en la prepaga”, señala Ariel Wilkis, autor del libro “Una historia de cómo nos endeudamos. Créditos, cuotas, intereses y otros fantasmas de la experiencia argentina”, en diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes.
En línea con este informe, el último trabajo del Indec en relación a los supermercados destaca una caída de casi el 10 por ciento en las ventas en comparación a mayo de 2023 y coincide en el rol de las tarjetas de crédito: fue el principal medio de pago utilizado y alcanzó al 44,1 por ciento de las compras.
“Endeudarse para comprar alimentos es algo que venía creciendo de la pandemia para acá, sobre todo en sectores medios. Sin embargo, endeudarse para pagar el combustible es una muestra de la caída de los ingresos y los altos costos que tiene hoy en día la nafta, el diésel y el gnc”, subraya Wilkis, decano de la Escuela Interdisciplinaria de Altos Estudios Sociales de la Universidad Nacional de San Martín. Según estimaciones del mismo Centro, una familia de cuatro integrantes necesitó más de un millón de pesos en junio para no ser pobre.
¿Disciplina olímpica?
El trabajo del Centro de Almaceneros y Comerciantes Minoristas cordobés destaca que más del 50 por ciento de las familias tiene entre dos y tres deudas. Ante este panorama, ya no alcanza con recurrir solo a las cuotas de la tarjeta de crédito, sino que se activan otros mecanismos que circulan por fuera de las estadísticas oficiales.
Aunque las números que brinda el Banco Central marcan que la relación entre crédito a las familias y Producto Bruto Interno en Argentina es menor, lo que indicaría el bajo endeudamiento de los hogares, la situación no da cuenta de las diferentes vías de préstamos por las que optan las personas en el país.
“El sector financiero le presta muy poca plata a las familias en la Argentina, en comparación con otros lugares del mundo que van desde Brasil y Chile hasta Europa y Estados Unidos. Entonces, es lógico pensar que las familias están desendeudadas. Sin embargo las estadísticas no relevan todo el universo de deudas que no están representadas por esos indicadores oficiales como las deudas familiares, con los impuestos, con amigos, con comercios y prestamistas”, resalta Wilkis, quien además es investigador del Conicet.
Cuando se recorren las peatonales de los diferentes centros urbanos, se torna cada vez más habitual encontrar anuncios de préstamos y dinero en efectivo con trámites rápidos y entregas en el acto. Así, desde las habituales casas del rubro hasta las tiendas de ropa y electrodomésticos, todas tienen una solución al instante.
“Las dinámicas de endeudamiento son heterogéneas y los hogares las mezclan, hacen malabares con diferentes deudas. Una con el banco, una con la tarjeta, otra con un familiar o el comercio de la esquina. Así, las familias pedalean para llegar a fin de mes y resolver diferentes obligaciones financieras”, destaca Wilkis.
Del largo al corto plazo
Una historia de cómo nos endeudamos realiza un recorrido de las experiencias de deuda de las personas en Argentina desde el regreso de la democracia hasta la asunción de Javier Milei como presidente. A grandes rasgos, en cuarenta años, la función del crédito se transformó y abandonó el futuro para darle paso al aquí y ahora.
“En ese marco histórico, lo que se ve es que el mercado de crédito se reduce y se modifica. Así, deja de utilizarse para inversiones a largo plazo como compras de vivienda y los créditos hipotecarios casi que desaparecen, son muy bajos en comparación a otros países. A su vez, crecen las posibilidades de acceso al crédito para el consumo inmediato que permite llegar a fin de mes”, afirma el investigador.
Y agrega: “De alguna manera, la dinámica del mercado de crédito acompaña la transformación de expectativas de ascenso social que fueron cayéndose, que fueron limitándose, que fueron volviéndose cada vez más estrechas en los últimos 40 años. El mercado de crédito dice mucho de cómo la sociedad argentina se relaciona con sus expectativas de crecimiento y de un futuro mejor”.